ARTES VISUALES DE EL SALVADOR
CORINTO - ARTE RUPESTRE HECHO EN ROCA
Corinto es un municipio del departamento de Morazán, El
Salvador y es el primer momento de las artes visuales salvadoreñas, se han
encontrado figuras humanas, probablemente hechas con color mineral.
El estilo de las pinturas de Corinto se parece mucho al del
paleolítico sudamericano. Algunas de las figuras son de gran tamaño, y otras no
más grandes que la palma de una mano, se encuentran a veces a varios metros de
altura. En su gran mayoría son representaciones humanas, algunas de ellas
llevan grandes penachos en la cabeza. También se encuentran manos dibujadas
casi siempre de adultos, probablemente masculinos.
Existen escasas representaciones de animales esencialmente
de aves y dos figuras serpentinas. También algunas figuras que podrían
representar unas plantas. La mayoría de representaciones son pintadas en rojo.
Algunas están pintadas en amarillo o negro, otras están grabadas y unas pocas
combinan las dos técnicas: grabado y pintura. Los colorantes utilizados son
probablemente de origen mineral: ocres rojos y amarillos, o vegetal: madera
carbonizada para el color negro.
WENCESLAO CISNEROS (1823-1878)
(San Salvador, El Salvador, 4 de octubre de 1823 - La
Habana, Cuba, 12 de junio de 1878) fue un pintor, dibujante y litógrafo
salvadoreño. Es considerado el primer artista de formación académica de este
país.
Trasciende los límites nacionales y se mantiene activo en
Europa y especialmente en la Academia de Pintura San Alejandro, de la Habana
que dirige por diecinueve años.
Cisneros parte a Francia a los dieciséis años, y desde ese
momento se manifiesta su arrolladora personalidad en los ámbitos más
cosmopolitas, lo que le favorece para introducirse en los círculos más
estrictos de la corte francesa. Gracias a Maurice Gicoux, pintor neoclásico de
la corte napoleónica, no solamente recibe la influencia estilística, sino el
apoyo para instalar prontamente su taller, desde donde practica la litrografia,
en la Rue de Seine cerca de la RueMazarin, callecilla paralela al taller del
pintor francés Eugene Delacroix, a quien lo frecuenta y quien lo conduce al
romanticismo.
El estilo clásico como el romántico se evidencian en la obra
de Cisneros, en 1856 regresa a América visitando primeramente a México; nos
obstante queda cautivo por la belleza de la Habana, se hace conocer prontamente
como pintor de obras finas, tanto que gano la dirección de la prestigiosa
Academia de Pintura San Alejandro, en 1859, gracias a la propuesta de una
metodología de enseñanza innovadora que consiste en el trabajo con modelos
vivos, sustituyendo la manera copista
convencional. Igualmente, se intensifica la formación de los artistas con el
complemento teórico e histórico, es decir, al tiempo que se enseñan las bases
del color, el dibujo natural y el dominio de la draperia, se introduce al
alumno en el mundo de la teoría e historia del arte y cultura en general.
El neoclasicismo es la rehabilitación del arte griego que se
basa en el amor y la naturaleza.
Francisco Wenceslao Cisneros traduce mucha filosofía y
concepto artístico dentro de la Academia de Pintura San Alejandro. Cuba se ve
envuelto en luchas independistas, desarrolladas en el último cuarto de siglo,
Cisneros se ve inmerso dentro de una situación revolucionaria como las luchas
separatistas, sin embargo se dedica a su labor artística y docente. Se
especializa en la caricatura política y la técnica de la litografía. En él se
distingue el género del retrato, del paisaje, los temas alegóricos cristianos y
las exquisitas alegorías extraídas de la mitología clásica. En 1878 cae
gravemente enfermo y muere en la Habana donde deja todo su legado.
La iconografía manejada por Cisneros se caracteriza por la
etapa academica del retrato puro. En su etapa de marcada tendencia
delacroixiana, la inclinación libre de Cisneros por las temáticas de
recuperación mitológica se hace sentir. De esta etapa también podemos apreciar
en El Salvador “Las hijas de lot”, por ejemplo donde la factura del maestro se
vuelve más pictográfica y los torsos semidesnudos de las hijas del personaje
bíblico recuerdan mucho a los de los personajes femeninos de “La muerte de
Sardanapalo, de Delacroix.
LUIS VERGARA AHUMADA
(La Serena, Chile, 8 de septiembre de 1917 - La Paz,
Bolivia, 16 de enero de 1987) fue un pintor chileno. Realizó sus estudios en el
Instituto Pinochet-Lebrún en la ciudad de Valparaíso y también en España en la
Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
En El Salvador, Vergara pintó sendos cuadros entre los años
1957 y 1959 con la asesoría del historiador Jorge Lardé y Larín que representan
importantes hechos y personajes de la época independentista, tales como: Primer
Grito de Independencia, Firma del Acta de Independencia y El ocaso de un Sol,
todas ubicadas en la ex Casa Presidencial de ese país. Las dos primeras obras
han sido reproducidas en numerosas formas, ya sea en billetes, cromos, afiches
y sellos postales.
Sus padres fueron Pedro Alejandrino Vergara Cortez y Luisa
Ahumada Martínez. En Chile contrajo matrimonio con Aída del Carmen Villarroel
Busto, con quien procreó a dos hijos: Tristán e Isolda Vergara Villaroel; otro
hijo del pintor es Luis Alejandro Vergara Arteaga, nacido en Nicaragua.
La primera obra que
observe fue el grito de independencia del prócer José Matías Delgado, es
interesante ver como el artista plasmo dicho suceso, teniendo unos trazos muy
seguros, la expresión de los rostros muy bien definidos, utilización de luces y
sombras, expresionismo, etc.
OBRAS
OBRAS
VALERO LECHA
Valero Casimiro y José Lecha Alquezar nace en Alcorisa,
provincia de Teruel, Aragón. A los diecisiete años de edad parte hacia
Argentina donde se dedica a pintar paredes de edificios y casas, hace de
albañil y rotulista, cuando prontamente se cuela como asistente de escenografía
en la compañía teatral de Leopoldo Fregoli, con la que recorre toda América
Latina.
En Honduras contrae matrimonio con Elidia Martine y, a causa
de una revolución de ese país se traslada a San Salvador, donde recibe apoyo de
Ricardo Sagrera, quien lo beneficia introduciéndolo al medio salvadoreño, donde
deja muestras, en esta época en los murales de desaparecido Bar Lutecia.
Ingresa a la escuela de Artes Gráficas con Imery, para después continuar
depurándose en Madrid junto a Pla.
En 1936 vuelve al país, donde es de nuevo bien recibido por
sus mecenas inicial. En esta ocasión instaura su academia. El objetivo de Lecha
era poder recibir a todos aquellos que se sintieran atraídos por el arte
pictórico, independiente de su capacidad económica; así comienza una disciplina
de carácter seriamente artístico. En esta enseñanza la técnica, el dominio
pictórico del realismo español, con ello sus alumnos desarrollan sus propios
procesos individuales en distintas circunstancias, gracias a la preparación
recibida en el estudio que sirve de academia, ubicado en la segunda planta del
edificio principal, frente a la plaza libertad del centro de San Salvador.
LA ACADEMIA DE DIBUJO Y PINTURA DE VALERO LECHA
El establecimiento de la Academia de Dibujo y Pintura de
Valero Lecha constituye un hecho de gran significación para la historia del
arte salvadoreño del siglo xx. La academia fue de carácter privado y estuvo en
actividad hasta finales de los años setenta.
Gracias al pintor Valero Lecha y a su academia, que El
Salvador vuelve a tener contacto directo con el arte plástico español. La
Academia de Valero Lecha instruye a sus artistas dentro del realismo
costumbrista y el paisajismo.
La academia de Valero combinaba el ejercicio al aire libre
(plein air) para captar los brillos, reflejos
sin intersecciones, recortados y divididos con potencial luminosa. La importancia de la existencia de la
Academia de Dibujo y Pintura es que muchos discípulos salvadoreños que
prontamente se convierten en una medular generación artística. Julia Díaz, Noé
Canjura, RaúlElías Reyes y Mario Araujo pertenecen a la primera generación,
siendo el estilo realista español el modelo y praxis a seguir en cuanto a la
forma: dominio del dibujo, color, luz, volumen, composición; los géneros
igualmente tratados son retratos puros, bodegones, paisajes, escenas de la vida
cotidiana rural y urbana. Esta decisiva academia abre sus puertas en 1937, tras
el regreso de Valero Lecha, después de permaneces en su patria formándose como
pintor.
LOS ALUMNOS DE VALERO LECHA
La labor docente, en la rama artística, del maestro aragonés
es importante para el desarrollo de las artes visuales del siglo xx en El
Salvador. El realismo costumbrista y
paisajismo, instituidos por la academia de Valero Lecha por muchas décadas,
recorren el arte nacional y son géneros replicados a lo largo del siglo xx.
Visitando el Museo Marte observe muchas obras del maestro
Lecha
ROSA MENA VALENZUELA
Rosa Mena Valenzuela nace en San Salvador en el seno de una
familia de ascendencia española, francesa y eslava; su madre Emilia Valenzuela
y su padre, el eminente abogado, compositor y músico, el doctor José Mena, le
propician desde su infancia un ambiente motivador hacia sus inquietudes
artísticas. Según Claudia Lars, Rosita estaba rodeada del fino espíritu de su
abuela materna, cuya casa era frecuentada por artistas como Gianolli, María de
Baratta o Angelita Peña, quienes se reunían a tocar el piano de la casa del Dr.
Mena.
Sin embargo, aun cuando sus padres se enorgullecían de que
su hija ganara, año con año, el premio Nacional de Dibujo en el colegio de
JeunesFilles Jean D Arc. No aceptaron que durante su adolescencia Rosita se
dedicara totalmente al arte.
Esta confrontación con sus padres tal vez hizo mella en la
actitud artística formal de la pintora, que decide inscribirse en la academia
de Valero Lecha, quien percibe que algo recio y fino se esconde detrás de
aquella muchacha.
En 1973 abre una academia artística de enseñanzas, siendo
sus primeros alumnos personas que le envía su antiguo maestro Valero Lecha. A
ella no le interesa recrear las apariencias visibles de las figuras ni la
sensibilidad halagadora de los colores sino el planteamiento de los conflictos
íntimos del hombre; pinta sus retratos de memoria, tratando de interpretar su
estado anímico.
El el museo Marte aprecie obras de Rosa Mena Valenzuela, sus
pinceladas no muy precisas forman figuras muy abstractas y entendibles.
OBRAS
LUIS LAZO
Luis Lazo nació en San Salvador el 6 de enero de 1960.
Ha estudiado en escuelas de arte como la de Diseño Gráfico
de la Universidad Iberoamericana, en México D.F.; la Academia de Pintura de
Rosa Mena Valenzuela, en San Salvador; el Taller de cerámica de Alfonso Mirón, en
Guatemala y la Academia de Arte Lorenzo de Médicis en Florencia, Italia.
El es el autor del Via Crucis ubicado en la cripta de
Monseñor Romero en Catedral Metropolitana de San Salvador.
Sus obras incluye pintura, desarrollándola con las técnicas
al óleo, acrílico, mixta, al templé o crayola sobre tela o panel de madera, así
como escultura con material como
cerámica, madera reconstruida (llegando a trabajar con elementos particulares
como las piñatas); la instalación y performance. Su producción ha sido
influencia por su vida personal, viajes y la orientación católica de su
educación por lo que corazones, santos y arcángeles, junto con el mar y su
serie de clones son las temáticas que más ha abordado el artista, destacando su
representación de la figura humana.
Ha participado en más de cien exhibiciones colectivas en el
continente americano y Europa y en seis exhibiciones individuales en El
Salvador. Como decente, ha impartido talleres de pintura en la Fundación María
de Escalón de Núñez y en la escuela de comunicaciones Mónica Herrera. El
artista es miembro fundador del colectivo La Fábri-k.
Luis tiene una gran fe en el catolicismo y eso lo impuso a
pintar cada una de las estaciones que Jesucristo vivió. Los cuadros representan
figuras basadas en la biblia y en libros de imaginería católica, y utilizo un
lenguaje sencillo y directo para que lo puedan entender todos.
Los cuadros de gran formato (2 por 1.5 metros), en técnica
acrílico sobre tela, representan cada una de las estaciones de la Pasión de
Cristo, desde su aprehensión hasta su sepultura y resurrección.
CARLOS CAÑAS
Carlos Cañas también conocido como Gonzalo Rodríguez Cañas,
Carlos Gonzalo Cañas o Carlos Augusto Cañas1 (San Salvador, 3 de septiembre de
1924 - ibídem, 14 de abril de 2013) fue uno de los mayores exponentes en la
historia de la pintura de El Salvador. Se considera el precursor del arte
abstracto en su país, aunque su prolífica obra se expresó en diferentes
corrientes artísticas a través de los años. El año 2012 fue reconocido con el
Premio Nacional de Cultura.
Estudió en la Escuela Nacional de Artes Gráficas de El
Salvador y en 1944 egresó como profesor de Dibujo, Pintura e Historia del Arte.
En 1950 viajó a Madrid becado por el Instituto de Cultura Hispanoamericana,
gracias a las gestiones de Raúl Contreras. En ese país se formó en la Real
Academia de Bellas Artes de San Fernando. Regresó a El Salvador y fue
catedrático en la Universidad de El Salvador, donde se desempeñó como profesor
de la Escuela de Arquitectura. En 1974 fungió como jefe del departamento de
artes de promoción cultural en la misma institución.
También ejerció el cargo de director del Centro Nacional de Artes (CENAR) entre los años 1996 y 2001.
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